( Dedicado a mis siete hermanas . )
Nececidad de hablar con una hermana,
de aquella niñez; compañera a la cual
reemplazábamos los juguetes por
una pobreza estable; terca y obstinada.
Recuerdo nuestra adolescencia; dura
incierta, donde nos protegíamos codo a codo.
Era yo: un acompañante de pantalones
cortos, donde Mamá, nos ordenara.
Con mi cara de purrete travieso,
perseguía la mirada de los muchachones,
con mi gomera cargada de bronca,
estrellándose contra los pirópos,
que la hacían sonrojar.
Pasó el tiempo...y los matrimonios
de ambos hermanos, desarticularón
la alianza, y la vida nos regaló hijos,
para revertir veneraciones.
Ahora se apaga una eternidad,
somos casi viejos... ! con muchas
más obligaciones que derechos.
Con felicidades y tristezas.
Peo cada vez,más alejados, casi
desintegrados de melancolías.
Nuestra Madre; es la única que nos reúne,
una o dos veces al año.
¡ gracias a DIOS que la tenemos !
Luego el alejamiento se postula,
como eterno rival, y los recuerdos
añoran en silencio; una niñez
cristalina e irrompible.
NÉSTOR.
